Por David Uriarte /

Mientras los reflectores con su claridad apuntan a los triunfos y derrotas políticas, la obscuridad prevalece entre la población que se sigue preguntando ¿A quién pedirle ayuda?

Eso dicen los venezolanos, lo mismo claman en Ucrania o en la Franja de Gaza cerca de Israel, que decir de los miles de transportistas varados en las carreteras que comunican Puebla con la Ciudad de México. ¿A quién pedirle ayuda?

Los números reflejan parte de la realidad, un muerto por la violencia cada quince minutos en México, por otra parte, un Congreso que se va sin terminar de dirimir sus diferencias, un Congreso que llega bajo condiciones de una dualidad en la interpretación de la ley electoral y la Constitución en el tema de la sobrerrepresentación, un notica mundial la captura, entrega, traición, negociación, o lo que resulte con el tema del famoso avión que salió de alguna parte de México, y aterrizó junto con sus pasajeros en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, ¿A quién pedirle ayuda para que informe la verdad de los hechos?

Mientras el nuevo gobierno que encabezará la presidenta Sheinbaum, se está conformando con cuadros valiosos, los que buscan trabajo buscan la recomendación, los que tienen trabajo con AMLO, buscan ser tomados en cuenta por la presidenta, otros de plano saben que literalmente sus días están contados en la nómina federal.

Así como el médico termina ocupando de los servicios de otros médicos para tratar sus enfermedades, así los abogados del poder judicial, buscan la asesoría de sus pares para conservar su empleo, cosa que les será más que difícil, imposible, como dice el dicho “para que sientas lo que siento”. Por décadas el poder judicial, especialmente los jueces, magistrados y ministros, se sintieron intocables, en la relación de poder sólo Dios estaba encima de ellos, después: nadie. ¿A quién pedirle ayuda?

Los intocables por fin van a probar una sopa de su propio chocolate, la soberbia se transformó en miedo y ahora imploran que los escuchen cuando antes ellos no escuchaban a nadie. Los medios tradicionales de información están quedando marginados, el Presidente quiere juntar y platicar con los influencers, ahora son los creativos de la información y los contenidos de todo tipo a quien la sociedad está siguiendo… y los magnates de la radio, los periódicos y la televisión ¿A quién le pedirán ayuda?