“Quererse” es una forma coloquial de denominar a la autoestima, concepto psicológico, que según Nathaniel Branden, padre de la psicología de la autoestima, es la suma de la confianza y respeto por uno mismo.

Afirma que cuando una persona se convence de que es digna de ser feliz, desarrolla su autoestima, así una mejor autoestima señala una mayor capacidad para enfrentar las adversidades, mayor flexibilidad y resistencia a las presiones, significa mejores relaciones y salud, así como más alegría de vivir y mayor benevolencia con los demás.

El nivel de la autoestima de una persona influye directamente en su comportamiento, desde la forma de relacionarse con los demás hasta su efectividad para alcanzar objetivos.

Las decisiones se toman en función de la imagen que se tenga de sí mismo, por lo que la autoestima influye directamente, por ejemplo, en la elección de un empleo o una pareja.

Por otro lado, el bienestar producido por la pseudoestima, llámese así a una autoestima “inflada”, sentirse superior o ser narcisista, es inestable, temporal y endeble.

“Una mejor autoestima señala una mayor capacidad para enfrentar las adversidades”.

 

Los estados de ánimo se relacionan con la autoestima, debido a la forma en que percibimos los eventos que nos suceden, una  autoestima baja distorsiona el pensamiento lo que hace a la persona más susceptible de caer en estados emocionales de depresión, ansiedad, miedo, vergüenza, culpa o ira.

La autoestima es en sí nuestro valor intrínseco como persona y no depende de nada externo, sin  embargo, nuestra cultura actual nos ha hecho creer que el éxito depende de nuestros logros, economía, posesiones materiales, atributos físicos, relaciones, prestigio, estatus, títulos, acervo cultural, etc.,

por lo que cuando no los tenemos o los perdemos, podríamos sentirnos desolados, deprimidos o frustrados, estas  son creencias muy arraigadas y afectan profundamente los estados emocionales, principalmente de las niñas y mujeres por ser éstas más vulnerables a la opinión y aprobación ajenas.

Actualmente los desórdenes alimenticios, la baja autoestima y la depresión son los problemas mentales más comunes en las niñas.

El 59% de las niñas entre 10 y 18 años están insatisfechas con su cuerpo. Del 20 al 40% de las niñas comienzan dietas a los 10 años, y a los 15 años, las chicas se deprimen más que los chicos.

También se ha encontrado que solamente el 1% de las mujeres mexicanas se ve a sí misma atractiva y el 23% cambiaría el 25% de su cuerpo. Eso quiere decir que el 75% de las mujeres mexicanas están insatisfechas con su genética.

No importa cómo haya sido nuestra infancia o adolescencia, de adultos nuestra autoestima está en nuestras manos. Según Nathaniel Branden, la raíz de la necesidad de autoestima es biológica, por que se refiere a la supervivencia y a seguir operando en el mundo con eficacia.

Actualmente existen técnicas y herramientas efectivas para mejorar la autoestima a nivel profundo y duradero. Fortalecer la autoestima es un proceso continuo y dinámico, y es más fácil de lo que imaginamos cuando nos proponemos lograrlo.