Por David Uriarte /

A veces es difícil entender la realidad genética de la especie humana, a pesar de vivir en los famosos tiempos de la modernidad, el cerebro primitivo o reptiliano prevalece sobre el cerebro humano, la razón y la prudencia, son superados por los impulsos, la ira se convierte en conducta territorial, algunos senadores exhiben su celo ideológico o complicidad dogmática en sesión pública, ¿Qué harán en lo privado?

Si cada senador representa millones de mexicanos y miles de metros cuadrados, su conducta no puede ser el resumen de sus representados o del coto territorial, cada quien debe responder por sus acciones u omisiones, el mundo fue testigo del comportamiento más que parlamentario, personal de los representantes de la máxima cámara de representantes en México.

Cualquiera de ellos puede aspirar de manera legitima a dirigir el destino del país, con este cerebro reptiliano, sólo hay que hacer un ejercicio de imaginación para determinar cuál sería el destino de un país gobernado por impulsos y emociones.

Las imágenes proporcionadas por los medios de información el día de ayer, dan cuenta de un grupo de senadores sensibles, poco tolerantes, impulsivos, iracundos, frustrados, irrespetuosos, con un lenguaje cuyo contenido anidaba creencias e intenciones muy claras sobre algunos de sus pares, esa es la conducta de un cerebro primitivo que supera en mucho al cerebro mamífero y humano.

¿En manos de quien está el pueblo bueno de México en materia legislativa? En manos y en el cerebro reptiliano de muchos de ellos (senadores), en personas que son depositarios de la voluntad de miles o millones de mexicanos creyentes de una doctrina política partidista representada por quienes ayer montaron un espectáculo digno de un estudio neuropsiquiátrico.

El trastorno del control de los impulsos es lo menos que se vio en la puesta en escena, el rostro del coraje, la furia, y las intenciones de exterminar, eran evidentes, todavía faltan las secuelas del rencor, los cerebros reptilianos o primitivos siempre buscan la venganza.

La salud mental sigue siendo prioridad en todos, más en aquellos representantes de la voluntad popular, el destino de muchos países se ha decantado por la desgracia cuando sus habitantes se han equivocado al elegir a sus gobernantes, ese paradigma de que el pueblo no se equivoca, está rebasado.