Por David Uriarte /
Si bien es cierto que los sinaloenses de alguna manera han aprendido a vivir y convivir con una cuota de miedo, unos más y otros menos, pero detrás del miedo, las actividades laborales se han mantenido, no en la dimensión previa a la ola de violencia, pero han permanecido, las que se pueden llevar desde casa como las actividades escolares y algunas de oficina; aquellas que deben ser de manera presencial, como los talleres mecánicos, restaurantes, en fin, actividades de servicios y productos que requieren la presencia de los trabajadores y los clientes, esas sí han mermado su presencia, su ingreso, y en algunos casos han cerrado con las consecuencias propias para los dueños, los empleados y los clientes.
Mucho se habla sobre el clima de violencia y sus consecuencias, sin embargo, poco se dice o se advierte de aquellas actividades que, a pesar del miedo permanecen activas, en este caso se encuentran servicios públicos como la recolección de basura, el servicio de agua potable, el servicio de energía eléctrica, servicio de telefonía e internet, los servicios de información electrónicos y digitales, en fin… por lo menos la comunicación y la información permanecen activos así como los servicios públicos municipales.
Hay servicios elementales para cualquier población al margen de las circunstancias que guarde la Seguridad Pública y el Gobierno: los Servicios de Salud pública. Detrás del miedo, médicos y enfermeras acuden todos los días a cumplir con su trabajo y su función, a pesar de las experiencias traumáticas de amenazas y en algunos casos la substracción de personal de Salud para ir a curar a los heridos a lugares inhóspitos, el personal sigue firme en su tarea de la restauración de la salud.
Las condiciones de violencia son evidentes como el miedo en la población, sin embargo, las actividades primordiales o sustantivas permanecen, hay un esfuerzo sobrehumano en muchos servidores públicos como los policías de cualquier orden de gobierno, aquellos servidores públicos cuya tarea es dar o mantener servicios públicos necesarios para la vida cotidiana de la sociedad como el agua potable y la recolección de basura. Para ellos el reconocimiento de una sociedad que no se ha dado el tiempo de hacerlo porque está inmersa en el miedo, promoviendo el cuidado de su vida y la de su familia.
Detrás del miedo, también hay héroes.