Por David Uriarte /
No importan los comentarios de los internacionalistas, analistas de alto nivel y prestigio, intelectuales, académicos, o especialistas en el tema del narcotráfico, lo que importa es entender la lógica y el sentido común de la sociopatía.
El espectro de opiniones en el tema de la violencia que ha vivido Sinaloa en estos días, es, desde la ingenuidad hasta la paranoia, pasando por las fantasías, la ignorancia y el dolo.
Cosa distinta, son las publicaciones que describen hechos consumados, notas periodísticas, trabajo de calle donde se recogen imágenes y emociones de la sociedad que cada vez más se acostumbra a estas escenas peliculescas.
Si la ingenuidad es la falta de malicia, se infiere como ingenuas, aquellas aportaciones o sugerencias surgidas de una mente sana, de una persona o personas coincidentes en la idea de hablar o sugerir a los sociópatas la moderación de su conducta, la ausencia de agresividad en sus actos, y la eliminación de la violencia en sus ajustes de cuentas entre sus rivales.
Sólo la mente ingenua acuña estas ideas como tratamiento o prevención del desorden social, sin embargo, también puede coexistir la mente perversa que simula ingenuidad para medir la percepción social del planteamiento.
Creer en las súplicas como método disuasivo en la conducta sociopática, es parecido a creer en el amor como tratamiento para todos los conflictos interpersonales, interraciales, o mundiales.
En este tema aplica el dicho de que -Es más fácil quitarle una mazorca a súplicas a un cerdo-, cuando el cerdo toma a la mazorca como alimento, no habrá poder humano que lo haga desistir de su conducta; cuando el sociópata cumple su función como tal, no hay suplica que funcione, sólo el toque de ingenuidad pensando o creyendo en la suficiencia de la intención es suficiente.
La sociopatía descansa en la disfunción del lóbulo prefrontal izquierdo del cerebro, es la parte más evolucionada, sin embargo, un neurodesarrollo limitado por cualquier circunstancia, termina construyendo personas con juicios patológicos.
De cualquier manera, el énfasis se debe poner en las posturas ideológicas ingenuas que pretenden con la mejor de las intenciones, resolver la problemática social en tiempos de crisis violentas como las que ha vivido Sinaloa.
Los problemas complejos generalmente requieren tratamientos complejos, no buenas intenciones.