Por David Uriarte /
Una vez más (one more time), en la madrugada, en la mañana, al mediodía, en la noche, a todas horas, la zozobra se hace presente robando la paz y la tranquilidad a las familias que viven en espera de la mañana para salir a trabajar, en espera del medio día para ir por sus hijos a la escuela, esperan la tarde para salir del trabajo, y buscan el refugio de la noche en sus casas para convivir, descansar, tomar fuerzas, y salir como todas las mañanas a contribuir con la vida laboral, social, pero sobre todo, a buscar la vida para sus hijos.
Una vez más los nervios toman el control de muchas personas, familias completas se hunden en la desesperación por no saber con exactitud la dimensión de los hechos, es una polarización de conductas, mientras muchos se atrincheran en sus casas, inundando las redes con mensajes de pánico, llamadas de súplica a todas las deidades, otras personas salen a la calle a torear la suerte, se exponen sin necesidad, incluso se divierten como si padecieran un trastorno del juicio, o un trastorno del neurodesarrollo.
Una vez más los niños se preguntan ¿por qué no vamos hoy a la escuela? Las respuestas son variadas, todo depende de qué parte está su familia, poco a poco, el aprendizaje hace mella en la formación de los niños, las experiencias construyen pensamientos y mecanismos de defensa emocional, dentro de poco tiempo, los niños aprenden a diferenciar entre el sonido de los cohetes y el sonido de las detonaciones de armas de fuego, aunque parezca de ficción, ese es el tamaño de los introyectos socio emocionales en niños y adultos.
Una vez más las redes destapan parte de la realidad, parte de las vivencias en una sociedad tensa emocionalmente, ante las evidencias captadas en videos en tiempo real, sólo las interpretaciones personales son las que invaden la conciencia, lo cierto es que a media mañana, los comercios siguen cerrados, las escuelas también, el transporte urbano resguardado, y las redes sociales inundadas de mensajes cuyo espectro va desde la basura informativa, pasando por el dolo o los juicios de valor, hasta la descripción de los hechos con ánimo informativo y preventivo.
Una vez más la sociedad se despierta como los deportistas, “en sus marcas, listos,” Y no llega la señal de fuera, llega la señal de “no salgas”.
Una vez más taquicardia, boca seca, y vacío en el estómago, como evidencia de que algo grave está pasando.