Por David Uriarte /
Excepto un enfermo, los demás quisieran un paraíso terrenal, y no se trata de teología o religión, se trata de la sana convivencia entre los humanos, de alcanzar un estado de bienestar donde todos puedan convivir en armonía, tranquilidad y paz.
Cualquier persona sana aspira a estar y tener armonía entre sus emociones y las ajenas, son aspiraciones de una sociedad civilizada, sin embargo, el paraíso terrenal se puede convertir en la antesala del infierno cuando los semejantes pierden el respeto entre sí, la prudencia se acaba, la justicia escasea, y la tolerancia se agota, apareciendo los impulsos primitivos de un cerebro reptiliano que solo busca la sobrevivencia.
Solo en la imaginación caben escenas donde los sinaloenses vean a la UAdeO, trabajando en armonía, sin los signos de sufrimiento colectivo donde autoridades, empleados y maestros construyen percepciones distintas de una misma realidad.
En búsqueda de un paraíso terrenal, las mentes colectivas también tienen entre sus prioridades, ver a la UAS en paz, donde solo se hable de academia, investigación, cultura y deporte… Donde las primeras planas de los periódicos y las portadas de los portales informativos narren los triunfos de los alumnos destacados, la realización de los maestros con vocación de servicio, el apoyo a la comunidad, la promoción de la cultura, y la expresión de las habilidades deportivas, donde resalte el esfuerzo plural de los padres, estudiantes, y profesores.
Miles de familias de maestros jubilados, de esposas de policías caídos en servicio, de viudas y huérfanos de policías, de solicitantes de vivienda, trabajadores de la salud que buscan su homologación, o su contratación definitiva, también buscan un paraíso terrenal donde puedan asegurar su trabajo, la educación de sus hijos, su salud y su seguridad.
El paraíso terrenal puede ser el objetivo de la sociedad y el objetivo de cualquier gobierno, la pregunta es ¿En qué momento la sociedad y el gobierno perdieron el rumbo del paraíso terrenal?
La competencia por lograr metas distintas, termina por distraer la ruta de los objetivos, la sociedad persiste en el tiempo, el gobierno es efímero, transitorio, va de paso, por eso la importancia de empalmar metas y objetivos entre la sociedad y su gobierno, una congruencia ente las dos entidades responsables del bienestar y la construcción de un paraíso terrenal o algo que se le parezca.