Por David Uriarte /
La cultura mantiene paradigmas en el tiempo, es el tiempo el que marca la construcción de nuevos paradigmas y el derrumbe de los viejos modelos que han marcado las creencias, pensamientos y conductas sociales.
En 1824 se eligió a Guadalupe Victoria como el primer presidente de México, desde hace doscientos años, los mexicanos han visto en la figura masculina, la autoridad que preside el gobierno, en el año 2018, aparece el cambio de régimen político, México y los mexicanos empezaron a vivir una realidad política distinta.
Seis años después, el paradigma de que los mexicanos no están preparados para ser gobernados por una mujer, ser rompe al tener virtualmente a la primera presidenta de la historia, Claudia Sheinbaum Pardo.
Hombres y mujeres tendrán que doblar, guardar o cambiar el paradigma que duró dos siglos, hoy el nuevo paradigma consiste en que los mexicanos serán gobernados por una mujer, a quien no le guste, tendrá que acostumbrarse y tolerar o superar su frustración.
Andrés Manuel López Obrador, no solo rompió el paradigma de que el PRI era invencible, construyo otro nuevo, el de llevar al poder a una mujer.
Las características fenotípicas y genotípicas de la señora Sheinbaum, rompen los esquemas acostumbrados o esperados por la sociedad durante doscientos años, ya no es la virilidad, masculinidad, tono voz, mucho menos la presencia del macho alfa las características a evaluar.
Hoy son otras variables, todas ellas dentro de una figura femenina, el machismo se topó de frente, y ahora los hombres tendrán que resignificar el concepto arraigado, incorporado o interiorizado por generaciones de lo que es una mujer y sus alcances.
El aprendizaje de los hombres tendrá que ser lo más rápido posible, elaborar el nuevo paradigma es vital si quieren adaptarse a las nuevas circunstancias sociopolíticas en México.
Otros países ya tienen experiencia en depositar el poder político en una mujer, México está debutando, la sociedad tendrá aprender a dejar sus esquemas mentales en el archivo de la historia para construir sus nuevos modelos de pensamientos en relación a la nueva presidenta que gobernará los próximos seis años con una visión simplemente diferente a la visión de un hombre.
El machismo empieza a sentir los estertores de su derrota y los hombres tendrán que aprender o aprender; no hay más.