Por David Uriarte /

De alguna manera los sinaloenses han aprendido a través del tiempo a entender los fenómenos delictivos asociados al crimen organizado, especialmente los relativos al narcotráfico, como parte de la cultura heredada desde mediados del siglo pasado.

La operación Cóndor en 1975, mantuvo a la población del municipio de Badiraguato bajo amenaza, las fuerzas castrenses hicieron y deshicieron… Los abusos con la población civil fueron precisamente el sello de la operación bajo pretexto de un narcotráfico exacerbado.

Algo está pasando entre las instituciones encargadas de brindar seguridad pública tanto en el ámbito local como federal, ante los hechos violentos ocurridos la semana pasada, primero en Badiraguato y después en Culiacán, se puede observar una coordinación desarticulada, una coordinación inusual por decir lo menos.

El día de ayer domingo, en los enfrentamientos originados desde la madrugada hasta el día de hoy por la mañana, el personal militar con sus unidades motrices de apoyo, mantienen bloqueado el bulevar Diego Valdez a la altura del puente de la Isla Musala; llama la atención desde ayer, que no hay presencia de la Policía Municipal, eventualmente se han visto algunas patrullas de la Policía Estatal, y ausencia total de la Policía de Vialidad y Tránsito Municipal, excepto ayer por la mañana que utilizaron una grúa para bloquear el acceso al lugar de los hechos.

Hoy a las seis y media de la mañana, se pudo observar la obstrucción de la vialidad con la presencia de unidades del Ejército Mexicano, pero los ciudadanos que circulaban con sus unidades, al no haber señalamientos previos, llegaban hasta donde está personal castrenses y tenían que hacer sus maniobras de regreso ante la ausencia del personal de Vialidad y Tránsito Municipal; algo está pasando.

Estas condiciones de coordinación entre autoridades de prevención y protección de la seguridad pública, se prestan a la especulación. Lo primero que surge en la mente de cualquier ciudadano, es la posible desconfianza entre los mandos de las diversas instituciones de seguridad, la desconfianza de los mandos de las fuerzas federales: Guardia Nacional y Ejército Mexicano, a los mandos de las fuerzas locales municipales y estatales, ante la posible colusión.

Algo está pasando entre los grupos rivales del crimen organizado, y algo está pasando entre la coordinación de las fuerzas de seguridad pública local y federal, puede ser producto de los servicios de inteligencia.