Por David Uriarte /

La realidad es una cárcel de alta seguridad ¿Cómo escapar de ella? No se puede evadir la realidad con subjetivismos, filosofando, o mintiendo; en las políticas públicas hay cosas que se saben y cosas que no se saben, cosas que se sienten y cosas que no se sienten, cosas que se critican y cosas que se aplauden, las instituciones encargadas de evaluar el desempeño del régimen solo exponen las frecuencias en que un fenómeno se repite en la vida social de México.

Las frecuencias y cantidades terminan siendo un indicador tanto para el gobernante como para el gobernado, hace días, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), informó que el número de pobres en México se redujo en cinco millones, hoy hay menos pobres que hace un año.

Los analistas atribuyen esta disminución a factores como el alza al salario mínimo, la contención de los precios de los productos de la canasta básica, y a las remesas, aunque estas no forman parte de las políticas públicas, bien por los pobres, bien por el presidente, y bien por México.

Así como los números mueven el ánimo de cualquier escéptico al mostrar la realidad, así mismo lo hacen con los críticos que ven a través de los números, el desempeño del presidente y sus políticas públicas en materias tan sensibles como la seguridad, la salud, la economía y la educación.

Contra los números no hay defensa, se pueden maquillar las cifras, pero jamás la realidad y mucho menos los sentimientos de los afectados, el número de mexicanos que reciben el apoyo de los programas sociales es el mismo número de personas contentas y felices, en este sentido, el número de familias víctimas de la violencia y la inseguridad, es el mismo número de personas inconformes con las estrategias de seguridad.

Qué bueno que en México bajó el número de pobres, que bueno que las remesas son un bálsamo para la pobreza, lo que no se puede considerar tan bueno, es el número de homicidios dolosos cuya cifra enlútese cada vez más familias, los números toman otra dimensión cuando de dolor y sufrimiento se trata, no es lo mismo cinco pobres que cinco jóvenes asesinados, aunque el número sea el mismo.

El número de pacientes con cáncer que morirán pronto por no contar con su tratamiento, el número de personas que tendrán en su recuerdo la niña fallecida en el elevador del IMSS, números y números.