Por David Uriarte /

Todos en algún momento fungimos el rol de peatón, caminamos del estacionamiento a la sala del aeropuerto, de una plaza comercial, al trabajo, en muchos momentos del día estamos toreando un parque vehicular riesgoso por la imprudencia de alguien: el peatón o el conductor.

El eslabón más débil en la cadena de riesgos, es el peatón, por lo tanto, hay que cuidarlo más, aún con sus conductas temerarias, imprudentes, a veces provocativas, y ocasionalmente conductas pasivo-agresivas.

Por otra parte, la conducción imprudente y temeraria de algunos chóferes irracionales o resentidos con la vida, quienes sacan su frustración viendo como objetos a los peatones, sin respeto alguno a la debilidad propia generada por la diferencia de masa, peso y velocidad.

Un vehículo en promedio pesa mil quinientos kilos; con los extremos de motocicletas y vehículos de carga cuyos pesos varían de 300 kilos a 40 toneladas, el peso, la masa y la velocidad, convierten en verdaderos misiles a los vehículos de motor y en homicidas potenciales a todos los conductores.

El desconocimiento elemental de la física, es una de las causas de múltiples accidentes en carreteras donde circulan vehículos a gran velocidad o vehículos de baja velocidad, pero alto tonelaje.

Mientras un vehículo de motor cuya velocidad es de 100 kilómetros por hora, necesita por lo menos 80 metros para detenerse si cuenta con un sistema de frenos antibloqueo, un tractocamión cargado con 20 toneladas a la misma velocidad, necesita 200 metros para detenerse; ésta es la gran diferencia y la causa de siniestros catastróficos cuyas consecuencias se conocen ampliamente.

Una cosa es la pericia del conductor y otra cosa la imprudencia causada por el desconocimiento de otros conductores o la imprudencia peatonal. En este sentido, las clases de educación vial o protección y autocuidado, deben impartirse desde la educación básica y refrescarse en la educación media superior cuando la edad y las hormonas de los adolescentes los empujan a iniciarse en la conducción de vehículos de motor cuyo requisito es el permiso o licencia de conducir.

Ser peatón es una condición temporal e intercambiable, el peatón en cinco minutos puede ser el conductor y el conductor en cinco minutos puede ser el peatón; cuidémonos mutuamente.

En tu rol de peatón, cuídate… y en tu rol de conductor, cuídalos.