Por David Uriarte /
Las vacaciones suponen descanso, distracción, ocio, relax, tranquilidad, quietud, o todo aquello que desemboque en placer, sin embargo, hay vacaciones accidentadas, llenas de tensión, inquietud, sobresaltos, incertidumbre, ansiedad, o todo aquello que desemboca en sufrimiento personal, familiar o social.
Los animales irracionales como los perros, gatos, toros, tigres, o lobos, se ponen de acuerdo rápido y fácil, el líder de la manada pone orden, hay una especie de admiración y respeto, en teoría, los humanos deberían ser civilizados, usar la prudencia como muestra de inteligencia, dejar las muestras de agresión y violencia para el reino de los irracionales.
En este periodo vacacional, la sociedad sinaloense en particular y la mexicana en general, están enfrentando un periodo vacacional accidentado, con actos de violencia extrema, observando cómo se matan los unos a los otros como si fuera un periodo de guerra, descubriendo fosas clandestinas como tesoros escondidos a ras de tierra; las imágenes en redes sociales un día sí y otro también, registran la forma desenfrenada de asaltos en carretera, también se registran las llamadas de extorsión y las consecuencias extremas cuando los comerciantes no acceden a pagar piso a los delincuentes.
Urge que terminen estas vacaciones accidentadas, urge recuperar la tranquilidad social, decir que este clima de inseguridad no existe no soluciona o modifica la realidad, el miedo es el refugio de una sociedad dolida por tanto golpe y por tanta indiferencia gubernamental, los gobernados esperan de sus gobernantes pocas cosas, entre ellas, seguridad pública, economía sana, y un servicio de salud eficiente, lo demás puede esperar.
La percepción de inseguridad en México no solamente es alta, es contaminante, proyecta una imagen al interior y al exterior de un país sin ley, peligroso, e impune.
Las virtudes de los mexicanos son muchas, es un pueblo o una sociedad resiliente, aguantadora, tolerante, a veces peca de ingenua porque sigue creyendo en las promesas de que todo estará bien, mientras tanto, siguen enterrando sus muertos, siguen esperando y creyendo que ya casi llegan los medicamentos, que ya casi van a mejorar las condiciones de seguridad pública, siguen esperando como creyente de la virgen y los milagros que las vacaciones accidentadas terminaran pronto: que así sea.