Por David Uriarte /

En la cultura grecorromana el “Chuquiqui” hubiera competido con cualquier pitonisa, sus vaticinios encajan con la realidad que está viviendo el PRI en general y particularmente en Sinaloa.

Desde antes de renunciar a su encargo como presidente de la comisión de procesos internos de su partido, el “Chuquiqui” hizo una relatoría de su paso por el partido que hoy ve desacreditado desde adentro y desde afuera.

Fue presidente del Comité Directivo Estatal, diputado federal, diputado local, delegado de su partido en varios estados de la República, amigo de presidenciables y presidentes de la República, mantuvo una estrecha relación con Luis Donaldo Colosio, Presidente Municipal de Culiacán, presidente de la Junta de Coordinación Política en el gobierno de Mario López Valdez, y muchos encargos y responsabilidades más.

Desde el principio, incluso antes de la llegada del delegado especial, desde la salida abrupta de Jesús Valdés de la presidencia del PRI estatal, Hernández Chávez veía el conflicto que finalmente reventó, cuidadoso de sus expresiones, dejó entrever que no estaba en el ánimo de “Alito”, ni de algunos actores políticos con representación partidista en el senado, pero la cuerda se puso más tensa cuando los enviados de Comité Ejecutivo Nacional le quisieron enseñar el padre nuestro al obispo, ahí fue cuando el “Chuquiqui” aún con su diplomacia, enseñó las credenciales que le acreditan como un político de alto rendimiento, con reconocimiento local, regional, y nacional, sin embargo, también reconoció que esos tiempos son historia que las nuevas generaciones no han leído.

Sucedió lo que tenía que suceder, el PRI nacional ejerce la facultad de atracción del proceso, el “Chuquiqui” renuncia, la famosa consulta a la base se vuelve una vacilada y se favorece la fórmula que todos ya conocen, todo aparentemente marchaba según lo previsto y aparece otra fórmula que también aspira, cumple con lo que señalan los estatutos y como se dice en el argot boxístico, “hay tiro”.

Desde la tranquilidad de su casa y con mucha comunicación entre sus amigos, militantes, y decepcionados del PRI, el “Chuquiqui” mantiene firme su convicción de que aún se puede hacer mucho si existiera el respeto a la voluntad de la militancia.

El profeta mayor puede estar equivocado, pero su sentencia de que se va a hacer un des…orden; se está cumpliendo.