Por David Uriarte /
Sinaloa tiene su destino marcado por la naturaleza, los sinaloenses por su inteligencia; de Sinaloa para el mundo sus productos, y del mundo para Sinaloa la admiración.
No se puede modificar la realidad construyendo mentiras, los sinaloenses son francos, frontales, directos, a veces impertinentes, pero siempre privilegian y honran su palabra.
No se sabe con exactitud si es el agua, la tierra, la alimentación, o los genes, lo que hace especiales a los sinaloenses. Hombres y mujeres tienen un toque de distinción que los identifica como diferentes en cualquier parte del mundo.
La evolución le puso a los sinaloenses un escenario distinto, sierra, ríos, tierra fértil, mar… Condiciones únicas que amalgaman la diversidad y dan paso al contraste de lo monótono con lo disruptivo.
La competencia de los profesionistas en Sinaloa es de talla internacional, el turismo médico tiene un espacio reconocido en el mundo, especialmente con los vecinos del norte, el desarrollo económico mantiene su potencialidad esperando detonar más cuando las condiciones mundiales lo permitan.
Los deportistas sinaloenses siempre brillan en la marquesina del éxito mundial, desde las olimpiadas, hasta las grandes ligas, abarrotan los escenarios televisivos, llenan arenas y estadios, se convierten en iconos de la historia deportiva.
Si la educación es la mejor medicina para la peor enfermedad que es la ignorancia, Sinaloa cuenta con instituciones cuya oferta educativa construye profesionistas competentes, universidades públicas como la Universidad Pedagógica Nacional, el Instituto Tecnológico de Culiacán, el Instituto Estatal de Ciencias Penales y Seguridad Publica, la Universidad Autónoma de Sinaloa, y la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO), en Sinaloa estudia el que quiere estudiar.
Sinaloa es mucho más que sus escándalos, no se trata de buscar el edén terrenal, se trata de aportar algo positivo a la familia y a la sociedad, ¿Qué tenemos en la sociedad sinaloense? Un gran potencial, hablar bien de nuestra tierra no significa decir mentiras, no se puede enterrar la grandeza de Sinaloa y sus sinaloenses en el ataúd del desprestigio.
La belleza siempre esconde defectos, pero prevalece ante los ojos del que ve, promover las virtudes de Sinaloa en el pensamiento y el lenguaje, es habito de un cerebro sano y una mente brillante: este es el Sinaloa de hoy.