Por David Uriarte /
El lenguaje no verbal es la expresión autentica del ser humano, es la manifestación del verdadero yo, por eso, en el encuentro de los presidentes Biden y López Obrador el día de ayer, la plática formal se inicia con un agarrón de Biden a la rodilla de López Obrador, muestra o signo de cordialidad, puede ser, no quisiera pensar otra cosa.
Así como Biden le agarró la rodilla al presidente de México, así mismo le debió haber agarrado la palabra en el tema de los migrantes y la mano de obra.
Las interpretaciones políticas y diplomáticas difieren un poco de la realidad, es decir, López Obrador se tiró al piso al decirle al presidente Biden que México tiene los pobres o desempleados y que ellos tienen el dinero y el empleo, es una obviedad innecesaria de plantear en una reunión bilateral cuando los ojos del mundo están puestos en la agenda del mandatario estadounidense y de rebote en sus visitantes.
La timidez expresada por López Obrador en su lenguaje no verbal contrastó con la expresión de seguridad de Biden, la profundidad y la vehemencia del discurso del presidente mexicano también contrastó con el guión del anfitrión norteamericano; todo indicaba una escena donde un líder sindical intercedía por sus agremiados ante el patrón o empresario, donde el líder sindical hacía sugerencias desde la desventaja económica al dueño de la empresa, en fin, la desnudez de una realidad donde la expulsión de miles de mexicanos se debe al clima de inseguridad marinado por la falta de empleo.
Al presidente López Obrador le parece más fácil arrodillarse ante el ‘imperio yanqui’, que negociar con los empresarios mexicanos a los que no les quiere perdonar ni un cinco de sus impuestos… Prefiere combatir la pobreza que promover la riqueza. Son dos paradigmas muy diferentes; mientras él combate a la pobreza lo hace desde los recursos de los que tributan, la promoción de la riqueza se debe hacer desde la mano de obra y esfuerzo de los emprendedores con la asesoría del gobierno.
Ojalá que la agarrada de Biden a la rodilla del Presidente mexicano deje dividendos o se refleje en una vida más digna para los mexicanos radicados en Estados Unidos.