Por David Uriarte /

La resiliencia es la capacidad de sacar fuerza de la adversidad o aprender de la experiencia por más traumática que sea. Desde La Conquista de los españoles en 1521, los mexicanos han construido una fortaleza emocional, una capacidad impresionante de reponerse ante las adversidades, han aprendido a sacar fuerza de la flaqueza, por eso más que una raza de bronce, es una raza tan fina como el oro y tan fuerte como el acero, esta aleación es la identidad de los mexicanos.

Para desgracia bastaba con La Conquista y los gobiernos del virreinato, no conforme con esto, el destino o la historia matan a sus hijos en el movimiento de Independencia, las Leyes de Reforma no pasaron en vano, y la Revolución menos… Cuando de muertes se trata basta invocar los siglos XIX, XX, y XXI, desde la matanza de Tlatelolco en el ‘68 hasta los desaparecidos de Ayotzinapa. La sociedad mexicana se acuesta todas las noches con la incertidumbre del mañana y despierta con la realidad dolorosa de las matanzas culposas o dolosas, pero al fin matanzas; esta es palabra de la realidad.

Todos los gobiernos invariablemente han dejado una estela de tristeza mezclada con mentiras, es decir, mientras los gobernantes afirman que todo está bien, los panteones se saturan y el dolor de las familias se intensifica, la historia se enriquece con la propia estadística oficial al margen de los juicios e interpretaciones de los gobernantes que siempre aplauden sus acciones desconociendo las desgracias de sus gobernados.

Las atrocidades de los gobiernos priistas no requieren memoria, aquí están los pobres para recordarla; las posturas ideológicas de los gobiernos panistas no soportan el menor de los análisis antes de ser derrumbados por la pobreza heredada; el nuevo régimen debuta con una expectativa muy alta, pero a medio camino las evidencias dicen otra cosa.

Es fácil repartir el dinero de otros, eso no falla, estimular a los que mantienen al gobierno sería la clave, los contribuyentes mantienen literalmente al gobierno, la burocracia y sus obras, a ellos hay que cuidarlos sin olvidar al pueblo “sabio” y “resiliente” que aguanta cualquier régimen de gobierno.

Bendita raza de oro y acero.