Por David Uriarte

“El que hace la ley hace la trampa” reza el adagio popular, los actos legales manchados por la injusticia tarde o temprano se revierten, a veces más temprano que tarde. La doble injusticia que cometió la dirigencia nacional del PRI en contra de Jesús Valdés Palazuelos al dejarlo primero fuera de la jugada para contender por la gubernatura en Sinaloa, y después, en un lugar poco privilegiado para una diputación.

No hay ilegalidad en tales actos, son reglas, normas, actitudes, prácticas frecuentes, prerrogativas y atribuciones de una dirigencia nacional. Sin embargo, algunas decisiones terminan siendo autoagresiones partidistas, es decir, al final les sale más caro el caldo que las albóndigas por decirlo de alguna manera.

No todas las decisiones centrales son salomónicas, ellos dirán que ven el bosque y no el árbol, lo que se les olvida es que el árbol está aquí y su sombra también. Esto se parece a tirar la cerveza y vender los botes para comprar cerveza… la legalidad también tiene sombras donde se ocultan las intenciones que privilegian a unos y lastiman a otros.

Esto se parece al discurso donde se analiza que es mejor: -ser agradecido, o -ser valiente; el que tiene satisfechas sus expectativas prefiere ser agradecido, pero al que le quitan el pan de la promesa de la mano, prefiere sentirse valiente y alejarse de su depredador.

Las legalidades que arrastran injusticias no pueden permanecer incólumes, el tiempo se encarga de exhibir la mancha y desmoronar la fortaleza de la razón parcial, esto se verá el día de las elecciones.

Los actos legales pero injustos se dan en todos los partidos porque no son propios de ellos, es decir, los actos se derivan de voluntades no de instituciones, por lo tanto, no se equivoca el partido, son conductas de personas no de instituciones.

La relación de legalidades asociadas a injusticias derivadas de los acomodos en el proceso electoral que corre, se cuentan por decenas, sin embargo, este es el subproducto de una democracia en ciernes, de una justicia acotada por la ley.

Frustración envuelta en disciplina es lo de unos, para otros, frustración envuelta en un trastorno del control de los impulsos… mientras tanto, siguen las legalidades injustas.