Por David Uriarte /
En los últimos seis meses, los nombres de los políticos más nombrados son sin duda: Héctor Melesio Cuén Ojeda, Rubén Rocha Moya, Jesús Valdés Palazuelos, Sergio Torres Félix, Faustino Hernández Álvarez, Gerardo Vargas Landeros, Luis Guillermo Benítez Torres, Jesús Estrada Ferreiro, Mario Zamora Gastélum, y por supuesto el gobernador Quirino Ordaz Coppel.
La referencia de estos políticos es en el marco del proceso electoral que culmina el 6 de junio de este año, esto no demerita a los más de cincuenta hombres y mujeres que buscan la preferencia electoral.
Héctor Melesio Cuén y el PAS, representan la bisagra que inclina la puerta de la victoria o la derrota de cualquiera de los candidatos a la gubernatura, es cuestión de números, no de pasiones.
Rubén Rocha Moya se subió a la camioneta con buena marca, sin embargo, no todo es el vehículo, el conductor también cuenta y es probable que necesite copiloto.
Jesús Valdés Palazuelos es uno de los más aplaudidos, sin embargo las decisiones dependen de la voluntad de los jefes, no de la simpatía y productividad, con esto está dicho todo.
Sergio Torres Félix es un político reconocido por la forma de comportarse, algo que le gusta a muchos, por eso tiene un segmento importante de la población en la bolsa.
Faustino Hernández Álvarez viene trabajando en la idea de permanecer vigente, su aspiración es más allá de una presidencia municipal, el hueco que dejó al renunciar a la candidatura de la diputación federal tiene un mensaje sólo para conocedores.
Gerardo Vargas Landeros da para llenar páginas y páginas de análisis, sin embargo todo se puede reducir a dos cosas: le tienen miedo o no lo han dimensionado es su potencialidad.
El ‘Químico’ Benítez de alguna forma es una revelación que tiene un contrincante pesado.
Jesús Estrada Ferreiro puede dar la sorpresa por las condiciones internas de su partido.
Mario Zamora Gastélum necesita fortalecer su convocatoria de unidad, él sabe que no todo lo que se piensa es cierto.
Sin duda que, el Gobernador debe suavizar la muñeca que sostiene la batuta para mejorar la armonía en el concierto político electoral de Sinaloa.