Por David Uriarte /

La democracia se enfrenta a una variable impensable y catastrófica en todo sentido; la pandemia del SARS-COV-2. La cantidad de infectados va en aumento, la cantidad de enfermos también, y la cantidad de muertos igual.

Hace 14 meses nadie pensaba en un fenómeno de esta naturaleza, mucho menos los políticos que planeaban participar en el proceso electoral que se avecina.

Cuando se presentaron los primeros casos en China, sólo era noticia de impacto leve y pronóstico impensable; cuando se presentaron los primeros casos en México, los signos de alerta fueron minimizados por las autoridades de salud.

Como siempre, Sinaloa en el escenario nacional ocupa un lugar destacado, por sus bellezas, sus historias, sus corridos, sus personajes de talla internacional, sus escándalos, y ahora por la detección del segundo paciente infectado en México por Coronavirus.

Al mismo tiempo del inicio de la pandemia, los sinaloenses vislumbraban las elecciones concurrentes como una jornada más que interesante, apretada, tensa y llena de incertidumbre derivada de la historia que dejan los que se van, y la construcción de otro segmento de la historia de los que intentaron llegar y no pudieron… Y los que fueron socorridos por la gracia del voto ciudadano y se convertirán en gobierno y poder político.

La tarea del gobernador Quirino nunca ha sido tan complicada como en estos días, ni el jueves negro fue tan anisógeno como la tarea de revisar con lupa y cruzar con inteligencia los nombres de los precandidatos y su impacto político electoral en Sinaloa.

Las especulaciones dan para mucho, la idea de que el PRI Nacional fue sometido por los líderes de las bancadas del PRI, PRD, y PAN, con su carta marcada que hoy tiene nombre y recorre la geografía sinaloense. O la idea de que el Gobernador no pudo sacar primero a su alfil mazatleco, y después al presidente de su partido… O aún más, la idea de que jugó con el cerebro y no con los afectos, son ideas o pensamientos que rondan en la mente de propios y extraños.

Si los procesos electorales son complicados por su naturaleza, la pandemia aumenta el grado de dificultad y pone a prueba las prioridades.