Por David Uriarte /

Después de la palabra o definición operativa de ‘corrupción’, el tema más socorrido por el Presidente es el de los medios de comunicación, tanto, que hoy les regalo gran parte de su homilía.

El Presidente leyó el análisis de los principales medios donde los columnistas expresan su opinión sobre el régimen político que él preside.

Resulta más que interesante la percepción diferente y distante del Presidente y la gran mayoría de los columnistas y analistas políticos en México. De las 95 revisiones, 11 hablan a favor de su gestión, 21 son neutros, y 63 son expresiones negativas, esto se traduce en un 10.6% de comentarios a favor, 23.1% comentarios neutros, y 66.3% comentarios negativos.

De los propios números presentados por el Presidente se desprenden dos lecturas: primera, uno de cada diez columnistas o analistas políticos hablan a favor del régimen porque tienen las evidencias, eso conduce a una segunda lectura, seis de cada diez columnistas o analistas políticos hablan en contra del régimen del Presidente porque tienen las evidencias.

Esta aparente contradicción no es más que el reflejo de una realidad que pretende opacar la percepción dogmática de algunos, y la descripción evidente de otros.

¿Quiénes son unos y quiénes son otros? El contraste de las creencias, la esperanza y la fe, contra la evidencia, contesta la pregunta y da paso a otra ¿seis de cada diez columnistas o analistas o medios de información están equivocados? Y ¿sólo uno de cada diez analistas, columnistas o medios de información ven lo que los demás no ven?

Pensar desde las entrañas del dogma es distinto a pensar desde las entrañas de la realidad objetiva y evidente, a las cosas hay que llamarles por su nombre, los desaparecidos y asesinados en México tienen familias cuya orfandad no tiene oídos para escuchar al 10.6% de analistas o columnistas políticos que afirman que todo está bien en este régimen político. Lo mismo sucede con el 53% de la población mexicana que viven en la pobreza, jamás los podrán convencer de que todo está bien mientras su estómago y su bolsillo les murmure otra cosa al oído. ¿Desde dónde se ve la realidad?