Por David Uriarte /

Lo que se mide se puede mejorar, así reza el principio de administración y control de la calidad, sin embargo, en la vida diaria las cosas no siempre son o resultan como se quisieran.

La trampa, por llamarle de alguna manera a las condiciones que provocan que las mediciones no siempre resulten como se planean, son los modelos contables y administrativos utilizados para la autoevaluación en la administración pública.

“El que hace la ley hace la trampa” dice el refrán popular, por eso, lo que busca el gobernante es cumplir con lo propuesto en el Plan Operativo Anual, una especie de matriz que anida número de acciones o metas y el presupuesto para ellas.

La otra modalidad es hacer una relación de acciones y metas, ponerle fecha de caducidad y evaluar el desempeño contrastando lo propuesto contra lo realizado; es una especie de trampa que acomoda las acciones propuestas contra la certeza de su realización, aunque los bolsillos de gran parte de los gobernados sigan vacíos, sus estómagos hambrientos, su salud deteriorada, pero su ‘esperanza reverdecida’.

Sería mejor que el gobernante se propusiera una sola cosa: acabar con la pobreza. La pobreza se mide a través del rezago educativo, el acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, acceso a la alimentación, calidad y espacios de la vivienda, y los accesos a los servicios básicos en la vivienda.

En lugar de vender subjetividades envueltas en promesas con el ‘moño de la esperanza’, los gobernantes debieran dejar el discurso que vende, por el discurso que resuelve; y que mejor que resolver la pobreza.

Gobiernos van y gobiernos vienen, distintos regímenes políticos, distintos contrastes, distintos partidos políticos, distintos actores; pero la pobreza no se resuelve.

Son ópticas distintas, unos quieren un modelo capitalista, otros quieren un modelo socialista, otros se acuerdan del modelo comunista, pero las imágenes de la pobreza ahí siguen mientras los intelectuales de la política se dedican a defender sus paradigmas, paradigmas cuyos dogmas son el principal freno de la igualdad social.

¿Quieres medir el desempeño de tu gobernante? Revisa las estadísticas oficiales.