Por David Uriarte

 

El espectro de las expresiones comportamentales de la sexualidad toca terrenos poco explorados por la ciencia, las leyes y la sociedad, es un tema que se mantiene en el cajón del silencio, el escándalo social, la aplicación de las leyes, y la búsqueda de la legitimización de la conducta pedófila por los iguales que la practican.

Existe un movimiento denominado “Minor-attracted person” o personas atraídas por menores (MAP) por sus siglas en inglés, este movimiento pretende la legalización de la pedofilia.

Ellos buscan la legalización de la Pedofilia como atracción de niños prepúberes menores de 10 años, la Hebefilia como la atracción de niños pubescentes o adolescentes tempranos de 10 a 14 años, y Ephebofhilia como la atracción de adolescentes tardíos de 15 a 19 años.

Al margen de la clasificación que propone este grupo de personas atraídas por menores de edad, recordando que la mayoría de edad en Estados Unidos es hasta los 21 años, el abuso sexual se refiere al manejo del poder con la conciencia plena de la indefensión propia del menor cuya capacidad de abstracción prácticamente está ausente.

Las prácticas sexuales con fines de satisfacción erótica por parte del adulto abusador pueden pasar inadvertidas por el menor, al no existir un juicio crítico por la indefensión propia de la edad física y mental, más cuando se trata de los propios padres, familiares, o amigos de la familia.

Tema aparte es el uso de la fuerza física o psicológica, la manipulación, la culpa, la vergüenza; la seducción, el engaño, la mentira, o la gratificación inmediata de la satisfacción del menor, para obtener la satisfacción erótica extraída de la indefensión propia del menor.

Una cosa es no tener conciencia del abuso sexual por parte del menor, y otra cosa es la práctica impropia, patológica y delictiva del abusador, al margen de su relación con el abusado.

¿Cuál es la línea divisoria entre el contacto del adulto con el menor y el abuso sexual? Esta pregunta es fundamental, y la respuesta es: la expectativa del adulto. Si la expectativa es la satisfacción erótica, hay por lo menos abuso sexual. El abuso sexual en niños y adolescentes es un tema difuminado en la realidad social.