MICIUDAD.MX / Aparte de la tabla del uno, lo más fácil en la política es ser oposición. Oponerse per se a todo lo derivado del poder, puede convertirse en el hobby de la minoría política que hoy está sentada frente al escritorio del poder que por muchos años ocupó.
Por otra parte, tener el mazo del poder político en la mano y querer reprimir toda expresión de inconformidad, es muestra de intolerancia a la diferencia y a los contrapesos naturales del poder; es una novatez.
Cuando eres empleado reniegas del patrón, pero cuando eres patrón reniegas del empleado, entonces el reniego es la expresión de la inconformidad, en el caso de las minorías del poder legislativo, si no aprenden a ser una oposición seria y propositiva, sólo evidenciarán las ansias de poder, y en el caso de la mayoría, si no aprende a ser mayoría seria y comprometida con la voluntad y la esperanza de quienes los pusieron, sólo evidenciarán su inmadurez en el terreno legislativo y en la política partidista.
La verdad apenas está en etapa embrionaria, los concesionarios en turno del poder político en la cámara de diputados, van a hilvanar “swing” tras “swing” en búsqueda de conectar por lo menos un toque de sacrificio que empuje una iniciativa, aunque sus aspiraciones legítimas sean el “home run”.
Los leones rasurados están jugando con los cachorros del poder, son tiros de calentamiento, le están apostando a lo laxo de la norma jurídica cuando del control escénico se trata, son astutos y saben que vale más maña que fuerza.
Los novatos del poder tienen dos condiciones bien definidas, un grupo de intelectuales buenos para tallar el lápiz y las ideas, pero malos para el debate público, la otra condición es el refugio de la ley legitimado por la voluntad popular. Sin embargo, los leones rasurados hoy oposición, disfrutan exhibiendo la estulticia legislativa de los que se atreven a sacar la cabeza y exponer a veces ideas y a veces ocurrencias por decir lo menos.
Si por muchos años los que hoy ostentan el poder fueron oposición, entienden lo fácil de disentir, estar en desacuerdo o boicotear propuestas o proyectos, aunque el fin último sea bueno para la sociedad. ¿No será violencia o fuerza innecesaria?