Por David Uriarte /
En 1999, por iniciativa del Comité Internacional del Hombre, en Trinidad y Tobago se proclamó el Día Internacional del Hombre, un evento anual celebrado cada 19 de noviembre.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de la Coordinación de la Oficina de Género, Diversidad y Derechos Humanos, plantean tres pilares que soportan esta conmemoración.
La promoción de modelos masculinos positivos: hombres cotidianos con vidas decentes y honestas, la celebración de las contribuciones positivas de los hombres a la sociedad, comunidad, familia, matrimonio, cuidado de niños y el medio ambiente, y el centrarse en la salud y el bienestar social, emocional, físico y espiritual de los hombres.
Los hombres viven entre cinco y siete años menos que las mujeres según los datos estadísticos mundiales, las principales causas por las que mueren los hombres son: enfermedades no transmisibles, accidentes de tráfico, suicidios, lesiones, violencia y las enfermedades cardiovasculares.
La diferencia biológica entre los hombres y las mujeres inicia en la sexta semana de gestación, todo se debe a un gen llamado gen SRY que se encuentra en el brazo corto del cromosoma Y, después entre la semana doce y veinte de embarazo, los testículos fetales liberan testosterona y empieza la masculinización del cerebro y la desfeminización del cuerpo debida a la hormona Antimulleriana, esto significa que por defecto todos somos mujeres a menos que se active el gen SRY encargado de la masculinización del organismo.
El hombre arrastra la carga social de agresivo, violento, emocionalmente tacaño, de pocas palabras, y altamente interesado en los placeres eróticos… todos estos atributos, enraizados en un cerebro masculinizado desde la etapa fetal. La parte biológica no está a discusión, lo que sí está a discusión es la parte aprendida, los modelos incorporados en el seno familiar y social.
Los hombres como las mujeres tienen un espectro muy amplio de formas de pensar, una expresión emocional altamente impulsiva, a veces una percepción reduccionista de la vida en pareja y familia, eventualmente despegados y muy apegados a los designios de la naturaleza biológica en temas de fidelidad y poligamia, sin embargo, también hay hombres que aprenden a reprimir sus impulsos.
¡¡¡Felicidades!!!